"Lo sabía desde aquella mañana que le vi. Él estaba con sus amigos y sus notas cuando se quitó el casco, delante de aquel pub, le vi y ¡Dios! lo que sentí
(…)
Mis cuadernos llenaron con su nombre y mi corazón, de sueños y fantasía. Cada tarde salía de clase, iba al parque donde sabía que él estaría, y le observaba desde una esquina. Temerosa de que me viera vestida de colegiala, y me tomara como una cría.
(…)
Un día sentada en el parque, él estaba sentado frente a sus amigos.
Dio la última calada a su cigarro, arrancó la moto y se marchó.
Yo le seguí con la mirada cuando de pronto apareció un Sinca P2000de color rojo vivo; salió de la calle prohibida. Yo grité entonces...
Aquel horrible ruido de cristales rotos. Salí corriendo hacia él.
Mis cuadernos llenaron con su nombre y mi corazón, de sueños y fantasía. Cada tarde salía de clase, iba al parque donde sabía que él estaría, y le observaba desde una esquina. Temerosa de que me viera vestida de colegiala, y me tomara como una cría.
(…)
Un día sentada en el parque, él estaba sentado frente a sus amigos.
Dio la última calada a su cigarro, arrancó la moto y se marchó.
Yo le seguí con la mirada cuando de pronto apareció un Sinca P2000de color rojo vivo; salió de la calle prohibida. Yo grité entonces...
Aquel horrible ruido de cristales rotos. Salí corriendo hacia él.
Me agaché y puse su cabeza en mis rodillas, le quedaba un soplo de vida. ¡Me miró!
Sólo dijo una frase: "Tú, mi pequeña colegiala" y dejó de existir.
Cuando me di la vuelta vi a sus amigos alrededor, quietos, viendo el cuerpo sin vida. Comencé a caminar torpe y lentamente, y como un susurro oí: "Es la chica de la que estaba enamorado"
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